Cosas Que Deberían De Saberse

Hago Lo Que Hago Para Satisfacer Mis Necesidades Creativas
La Vida Es Una Bobada, ¿Y A Quién No Le Gustan Las Bobadas?

viernes, 25 de junio de 2010

Dos Extraños


Dos extraños que llevan toda una vida sin conocerse, se encuentran en el afán diario de su agitada vida.

Deciden detenerse un momento, sólo un instante.

Cada segundo de quietud, cada inhalación, es un descanso del cansancio de su vida misma.

No hay segundos qué perder: Serán instantes de su vida malgastados, sin aparente utilidad.

Toda una vida de rutina, toda una eternidad de seres sin prestar atención a su alrededor.

Miles de caras borrosas. Sólo una brilla

Entonces, por primera vez, se detiene el tiempo y dejan de lado su prisa para conocerse y dejar que las cosas pasen.

Caminaré Hasta El Fin Del Mundo

Caminaré hasta el fin del mundo, por toda la orilla del mar.

Veré como la marea crece y decrece a merced de la hermosa y brillante luna.

Encontraré algún extraño que se me una en silencio. Y simplemente lo miraré, pero no escuchará mi voz.

No hace falta, la luna inunda mis pupilas y hace que mis ojos se vean más claramente que nunca.

La luna hace que adquieran un brillo singular.

Y para qué interrumpir el canto del mar con palabras inútiles, porque después de todo, ¿qué podrías preguntar? No hace falta saber mi nombre ni el tuyo.

No hace falta saber nada más porque todo será una sorpresa para ambos.

Sólo importa creer que seguiremos por un tiempo cada uno su camino en una misma dirección. Tú no vas conmigo ni yo voy contigo. Pero nos encontramos.

Iremos sin tiempo, ni de día ni de noche.

Caminaremos sintiendo la cálida arena bajo nuestros pies, y de vez en cuando, una ola empapará nuestros pies con el agua salada.

Y nada importará porque no tenemos reloj ni calendario ni ganas de saberlo.

Y la brújula la tiramos cuando no nos quiso mostrar otro camino que no fuera el norte.

Y nosotros no tenemos camino a seguir, no poseemos mapas ni guías, y hace un buen rato perdimos el resto de cordura que guardábamos… Pesaba mucho en el equipaje.

Pero no llevamos maletas ni morrales ni linterna ni carpa.

Ni fósforos ni velas, ah, pero la luna alumbra a medias el mundo…

Aquí no hay sol, el mundo ha dejado de girar.

Y no lo culpo, el mundo ha de estar mareado de dar vueltas y vueltas y de escucharnos quejar a seis mil millones de personas… pobrecito. Y no creo que mi Mareol alcance.

Llevamos toda una vida comiendo, no hace falta ahora, comeremos después.

Pero qué hambre! Quiero café, café, café. Y alguna cosita para picar mientras esperamos el almuerzo. Pero como no hay horario, puede ser ya, ahora, en 3 horas o pudo ser hace 8 horas y ya no sería almuerzo sino cena…. O desayuno.

Seguiremos sin dormir por días, aquí nunca amanece.

Beberemos hasta el alcohol del botiquín que trajimos por si acaso nuestros sueños no alcanzan a curar las heridas físicas.

Llevamos una guitarra para hacernos compañía, cantando hasta quedar afónicos.

Llevamos colombinas de colores porque uno nunca sabe cuándo necesite azúcar… y los colorcitos son lindos.

Aparte de la bolsa de azúcar, porque uno vive de la glucosa, llevamos espinacas en lata porque mi mamá nunca me dio azúcar hasta terminar mis verduras… y Popeye es fuerte y nosotros queremos ser fuertes, muy fuertes.

Menos mal que es luna y no sol permanente… aunque según Sabines “…no hay mejor estimulante que la luna en dosis precisas y controladas ¿no se ha dado él cuenta que aquí no hay ni control ni tiempo ni nada? La luna ahora es permanente, señor Sabines.

Ya casi llegamos al fin del mundo, lo presiento, lo siento, lo creo, lo afirmo.

Descalza iré corriendo hasta el muelle y me asomaré a ver lo que sigue después del fin del mundo.

Y , sinceramente, espero sólo encontrarme con mi reflejo.

Olvido Entre Tus Brazos


Ha sido un mal día, y tú lo sabes.

Lo adivinas, lees ese pequeño dolor en el semblante de mi cara.

No puedo más que fingir una desganada sonrisa, con el fin de no preocuparte.

Pero ¿A quién engaño? Tú me conoces mejor que nadie.

Sabes que algo no anda bien… tus sentidos no logran engañarte.

Una sonrisa mediocre no consigue quitarte esa sensación de que me consumo en cenizas en mi interior.

Así es.

Conoces las virtudes del silencio, y decides, acertadamente, no preguntar nada.

Y yo te lo agradezco, en verdad no deseo hablar.

Te sientas a mi lado, muy cerca y me estrechas fuerte contra tu cuerpo.

Reprimo las lágrimas que reclaman desesperadas por salir y contengo el aire con fuerza.

Los suelto forzadamente y siento como pierdo un poco las fuerzas, pero tú me mantienes asida a tu cuerpo.

Inhalo lentamente el aire fresco, cargado de tu aroma y me pierdo en él por un instante.

Cierro los ojos muy fuerte, deseando con todas mis fuerzas que este abrazo nunca termine.

Me aferro a ti muy fuerte y tú me acaricias el pelo en un gesto de pura ternura.

Después de todo, yo soy tu pequeña.

A tientas buscas torpemente mi mano, pero la encuentras.

Cálida y suavemente, se entrelazan nuestros dedos y quedamos frente a frente.

Bajo la mirada y clavo la cabeza entre tu cuello y tu hombro.

Puedo sentir tu sangre tibia y tus latidos algo agitados.

Suavemente tus manos recorren mi espalda en una caricia tranquilizadora.

Qué reconfortada y a gusto me siento entre tus brazos.

Las ganas de llorar se han desvanecido poco a poco.

Y no quiero pensar en nada más que en este momento.

Porque después de todo, no ha sido un mal día si has sido, al final, parte del mío.

jueves, 24 de junio de 2010

Historia de dos Desconocidos Parte V: Miedos Y Certezas


Con cada nuevo reto, vienen nuevos miedos; Y con ellos miles de satisfacciones al tener la certeza de que se desvanecerán.

“Es poco tiempo, pero quiero que confíes en mí”

Ese fue el detonante de algo que ya jamás tendría reversa.

Ahora sus miedos eran muy diferentes de los originales; Pero, como se había dicho anteriormente, cada nuevo miedo trae consigo una nueva certeza.

Una certeza que aplacará otros miedos y reiterará las promesas hechas anteriormente.

Promesas que se espera, no se rompan.

Tal vez ese sea el mayor miedo de ambos.

Desafortunadamente los estará acompañando siempre.

Pero siempre acompañado de nuevas certezas.

Historia De Dos Desconocidos Parte IV: La Decisión


Arriesgaba demasiado: Un paso en falso, un resbalón, un solo tropiezo haría que todo –incluido ella- volviera a ese oscuro hueco al que sus sentimientos habían estado confinados tanto tiempo.

Tenía miedo, tenía tanto temor de caer de nuevo…

Ella sabía que todo era muy efímero y se cuidó demasiado de no caer de nuevo.

Los viejos muros ser erguían de nuevo.

Inexplicablemente, cayeron…

Algo inexplicable le dijo que lo hiciera, y él le aseguró que no tenía nada que temer.

Él la cuidaría.

Y ella confió en él.

Ella decidió dejar sus miedos a un lado e intentarlo.

Intentarlo como si nunca antes le hubieran roto el corazón.