Cosas Que Deberían De Saberse

Hago Lo Que Hago Para Satisfacer Mis Necesidades Creativas
La Vida Es Una Bobada, ¿Y A Quién No Le Gustan Las Bobadas?

sábado, 30 de julio de 2011

"¿Me das un veso?"

Iba tan bien que sentí esa palabra como un balde de agua fría.
Lástima, si lo hubiera hecho en vez de haberlo escrito, la cosa sería diferente.
Lo sé, lo sé: Demasiado intransigente.
Tal vez… Pero así como hay gente que no soporta a alguien con mal aliento, yo no soporto a la gente que escribe mal.
Cada quien tiene sus manías, y la mía es esa.
De vuelta a la conversación: No, no te lo doy porque escribes jodidamente mal.

viernes, 29 de julio de 2011

No dormir o no despertar

Últimamente me cuesta mucho trabajo dormir, pero mucho más despertar.
Me da miedo dormir, cerrar los ojos y hallarme en la más inquietante oscuridad.
Cuando por un instante cierro los ojos, en penumbras hallo restos de mis miedos… Imposible escapar de ellos, están tan ligados a mí  como mis deseos; y como ellos, la única salida es cumplirlos.
Tal vez cuando se cumplan, deje de temer… o tal vez muera.
Cada noche es una lucha hasta la madrugada para no ver la oscuridad, pero el cansancio suele vencerme tarde o temprano. Casi siempre de madrugada.
Sé que sueño mucho, casi todo el tiempo que duermo.
Sé que sueño porque, aunque no recuerde nada, me despierto inquieta, sabiendo que he librado una batalla inconsciente.
Y cada noche, al filo de la madrugada es igual.
Lo será hasta que mis miedos se cumplan o no tenga que despertar jamás.

miércoles, 20 de julio de 2011

Dulce toque de sus manos


Ella es esa canción, esa letra y melodía que a pesar de su suave andar, logra cautivar precisamente por su delicadeza en sus notas y palabras…
Ella es como esa canción que nunca su melodía se torna empalagosa; se reinventa en nuevas sensaciones cada vez que se escucha de nuevo, como si fuera la primera vez otra vez.
Sus manos nunca están frías, su calidez es inagotable; y el mero roce de sus manos se torna en la más placentera caricia.
Tibia y confortante como sólo el toque de unas manos femeninas puede ser.
Ella es como una mañana soleada de verano, con el sol picante sobre unos hombros descubiertos, y a su vez, también es como las gotas de agua helada que resbalan delicadamente por toda la piel refrescando a su paso del calor abrasante.
Sientes, cuando su mano se posa tiernamente sobre la tuya, que cualquier pena tiene su condolencia con el toque de sus frágiles manos.
Si desliza su mano suavemente por tu mejilla o toma tu cara entre sus manos y te mira con esa mirada dulce y benévola… Te derrites de solo evocarla.

sábado, 2 de julio de 2011

Sopa De Letras


Era uno de esos días en que no se quiere salir de la cama, levantarse y  enfrentar el mundo; no, era uno de esos días en los que la cabeza da mil vueltas en torno a un mismo tema, casi siempre espinoso, de esas cosas de las que no se quiere pensar siquiera. Y yo estaba en uno de esos días…
Me recosté en la cama, boca arriba y comencé a pensar en ese asunto de nuevo. Se me revolvió el estómago de inmediato. No era fácil ni agradable, pero no podía seguir posponiendo cada asunto que me incomodara, y relegarlo a un rincón de mi mente donde pocas veces hurgara, así fuera por mera aburrición.
Me levanté de la cama pesadamente y me dirigí a la cocina. Ya era pasado medio día y el sol se filtraba por los pequeños espacios entre las cortinas. Bueno, no tenía mucha hambre pero tenía que comer algo. Cogí un sobre de sopa instantánea y puse a hervir el agua.
La serví  en un  plato y comencé a jugar desanimada con la cuchara, sacando letras de pasta. Comenzaba a jugar a formar palabras con las letras que me salían en cada cucharada. Comiéndola lentamente y disfrutando el calor que ofrecía. Me reconfortaba. Luego llegó otra vez aquel asunto a mi mente y el hambre se esfumó de nuevo. Respiré profundo y tomé otra cucharada de sopa, me quedé mirando las letras y sonreí. Creí ver “respuestas” o algo así, digo, en realidad yo estaba viendo parte de lo que quería ver, y lo sabía. Pero no me importaba: La sopa me decía, en cierto modo, lo que yo quería oír o ver, más bien.
Tal vez sea algo inmaduro, y sí, tergiversar las cosas para terminar viendo lo que se quiere, así sea alejado de la realidad, pero nadie me estaba viendo, ni hacer eso automáticamente  significaba que lo que yo pensara iba a resultar tal cual, pero jugar con las posibilidades es algo tentador y saludable, siempre y cuando se mantenga en su lugar: La ficción. Así que no, a pesar de todo, yo mantenía los pies bien puestos sobre la tierra y como no tenía nada mejor que hacer ese día, me di el gusto de quedarme un rato haciendo nada, o jugando con la sopa, más específicamente.  Y, sinceramente, ese día lo último que quería oír era algo “sensato”.